Miriam di Fiore es internacionalmente conocida por estas composiciones, paisajes "pintados" con fritas de vidrio de distinta granulometría combinados con hilos de vidrio, sometidos a un proceso consecutivo de fusiones dentro del horno. La obra del MAVA, nos contaba la autora, es fruto de 12 cochuras, necesarias para ir componiendo el paisaje y lograr el efecto de profundidad que cautiva.
Argentina de origen, Miriam llegó a Italia para quedarse en 1980. Su primera formación fue como ceramista, luego pasó al vidrio realizando cursos de soplado, fusing, talla y pasta de vidrio con artistas como Luigi Camozzo, Lino Tagliapietra, Rudy Gritsch y sobre todo Narcissus Quagliata. Del maestro Quagliata aprendió a trabajar la pintura sobre vidrio, el manejo de la luz y la fusión, con combinaciones de técnicas, texturas y efectos. Pero ha sido Miriam di Fiore, con su trabajo constante, asumiendo riesgos y experimentando sin cesar, la que ha elevado una técnica en la que se suelen iniciar aquellos que se aproximan por primera vez al vidrio, a niveles de virtuosismo.